En la investigación de la trama Koldo, el comisionista Víctor de Aldama ha declarado este jueves en la Audiencia Nacional que el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, tenía planeado una cena con la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez, durante su visita a Madrid en enero de 2020.
Esta declaración ha generado una ola de reacciones y ha reavivado el debate sobre las relaciones entre España y el régimen de Nicolás Maduro.
Durante su comparecencia ante el magistrado Ismael Moreno, Aldama, quien solicitó presentarse voluntariamente, expuso que el viaje de Rodríguez a España no fue un hecho aislado, sino que formaba parte de una planificación del Gobierno español.
Según su testimonio, el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, habría establecido una «zona de seguridad» en el aeropuerto de Madrid para facilitar la llegada de Rodríguez, a pesar de las sanciones impuestas por la Unión Europea que le prohíben entrar en el espacio Schengen.
Aldama reveló que solo tres miembros del Ejecutivo estaban al tanto del viaje: el propio presidente Sánchez, el ministro Marlaska y el ministro de Transporte, José Luis Ábalos.
Este último, según Aldama, mantenía comunicación directa con la número dos de Maduro «a través de mis móviles», lo que sugiere un nivel significativo de coordinación entre altos funcionarios españoles y el régimen venezolano.
La situación se complica aún más con la afirmación de Aldama de que fue Delcy Rodríguez quien alertó a Ábalos sobre las sanciones europeas que le impedían entrar en Europa.
Este intercambio plantea preguntas sobre la legalidad y la ética de las acciones del Gobierno español en relación con un país bajo fuertes críticas internacionales por violaciones de derechos humanos.
La Guardia Civil ha corroborado parte del testimonio de Aldama al señalar que el «nexo corruptor» de la trama Koldo diseñó un plan detallado para la estancia de Rodríguez en España.
Este plan incluía reuniones con empresarios y hasta una consulta médica, lo que pone de manifiesto la complejidad y la premeditación del viaje. Las implicaciones de estas declaraciones son significativas, ya que sugieren que el Gobierno español no solo estaba al tanto del viaje, sino que también facilitó su realización a pesar de las restricciones internacionales.
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Esto podría tener repercusiones legales y políticas para los funcionarios involucrados, así como para las relaciones diplomáticas entre España y Venezuela.
La declaración de Víctor de Aldama ha desatado un torrente de críticas desde diversos sectores políticos en España.
La oposición ha exigido explicaciones al Gobierno sobre su relación con el régimen venezolano y ha pedido una investigación exhaustiva sobre las afirmaciones realizadas en la Audiencia Nacional. A medida que se desarrollan los acontecimientos, queda claro que este caso no solo afecta a los individuos implicados, sino que también plantea serias preguntas sobre la política exterior española y su postura frente a regímenes controvertidos.
La situación sigue siendo tensa y se espera que nuevas revelaciones surjan a medida que avancen las investigaciones.