Las elecciones en Puerto Rico, programadas para el 5 de noviembre, marcan un punto de inflexión en la política de la isla, donde los dos partidos tradicionales, el Partido Nuevo Progresista (PNP) y el Partido Popular Democrático (PPD), están perdiendo su dominio ante un creciente descontento popular.
La corrupción, los constantes cortes de energía y la mala gestión de fondos públicos han llevado a una generación más joven a buscar alternativas. Por primera vez, un candidato de un tercer partido, Juan Dalmau, se posiciona en un fuerte segundo lugar en las encuestas.
Dalmau, quien se postula por la alianza del Partido Independentista Puertorriqueño y el Movimiento Victoria Ciudadana, ha captado el apoyo de votantes cansados de la situación actual. Una encuesta reciente muestra a Dalmau con un 29% de apoyo frente al 31% de Jenniffer González, actual comisionada residente por el PNP.
Este cambio es significativo, considerando que hasta hace poco los partidos tradicionales dominaban más del 90% del electorado. La crisis fiscal que comenzó en 2016, cuando Puerto Rico no pudo pagar su deuda pública de más de 70,000 millones de dólares, ha alimentado este descontento.
El impacto del huracán María y la creación de una junta de control fiscal para supervisar las finanzas de la isla han generado un rechazo generalizado hacia las autoridades. Votantes frustrados ven las elecciones como una oportunidad para expresar su “venganza” contra un sistema que consideran corrupto.
Dalmau ha prometido expulsar a las compañías responsables del suministro eléctrico si es elegido, mientras que González ha propuesto crear un “zar de la energía” para supervisar posibles incumplimientos contractuales.
Los candidatos también enfrentan presiones para abordar problemas urgentes como la falta de viviendas asequibles y el alto costo de vida. La situación económica es crítica; Puerto Rico está bloqueado en los mercados de capitales desde 2015 y enfrenta una emigración masiva de profesionales de la salud.
Dalmau ha suspendido brevemente su campaña debido a problemas familiares, pero su mensaje sigue resonando entre los jóvenes puertorriqueños.
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El cierre de campaña de Dalmau fue un evento masivo que atrajo a miles de seguidores y contó con el apoyo de artistas populares como Bad Bunny. Con este respaldo y un mensaje centrado en el cambio y la esperanza, Dalmau busca transformar la gobernanza en Puerto Rico y consolidar su posición como una alternativa viable ante el bipartidismo tradicional.
Las elecciones del martes no solo decidirán quién será el próximo gobernador, sino que también podrían redefinir el futuro político y social de Puerto Rico.