Este viernes, 18 de octubre de 2024, Cuba experimentó un apagón total después de que la Central Termoeléctrica Antonio Guiteras, la más importante del país, dejara de operar, afectando a aproximadamente 10 millones de personas.
La red eléctrica cubana colapsó poco antes del mediodía, según el Ministerio de Energía y Minas.
Lázaro Guerra, Director del Ministerio, confirmó que «el sistema se quedó sin energía en todo el país» tras la falla de la central. Ante esta crisis, el gobierno cerró escuelas y actividades no esenciales, enviando a casa a la mayoría de los trabajadores estatales para conservar energía.
Medidas drásticas ante la emergencia
El presidente Miguel Díaz-Canel aseguró en redes sociales que se prioriza la solución a esta «contingencia energética» y que se trabaja arduamente para restablecer el servicio.
Sin embargo, las autoridades no han podido determinar cuánto tiempo tomará volver a la normalidad. La crisis eléctrica es parte de un contexto más amplio de escasez que incluye alimentos y medicinas, exacerbada por sanciones económicas y problemas estructurales en la infraestructura.
Los cubanos han enfrentado apagones prolongados en las últimas semanas, con algunos lugares reportando hasta 20 horas sin electricidad diarias.
Esta situación ha llevado a un descontento generalizado, con ciudadanos expresando su frustración ante la fragilidad del sistema eléctrico.
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La crisis actual marca un nuevo hito en una serie de problemas que han afectado a Cuba durante años. El gobierno ha implementado medidas drásticas para enfrentar la situación, incluyendo restricciones laborales y el cierre de centros recreativos.
Mientras tanto, los ciudadanos continúan lidiando con las consecuencias del apagón, buscando formas de refrescarse y movilizarse en un entorno donde los semáforos y el transporte público están inoperativos.
En este contexto crítico, la comunidad internacional observa con atención cómo el gobierno cubano maneja esta crisis energética sin precedentes.