Irán ha lanzado una ofensiva sin precedentes con aviones no tripulados y misiles contra territorio israelí. Este ataque se produce después de que Irán prometiera represalias por un ataque a su consulado en Damasco, la capital siria, en el que murieron siete miembros de la Guardia Revolucionaria de Irán, incluidos dos generales. Aunque Israel nunca se atribuyó esa agresión, se cree que estuvo detrás del bombardeo.
Israel e Irán han estado involucrados en una guerra en la sombra durante años, en la que ambos han atacado objetivos del otro sin admitir responsabilidad. Estos ataques han aumentado considerablemente durante la guerra en Gaza, que estalló tras un ataque contra Israel perpetrado por Hamás el 7 de octubre de 2023.
Según cifras israelíes, murieron 1.200 personas, en su mayoría civiles, y al menos 33.000 personas, la mayoría de ellas mujeres y niños, han muerto como consecuencia de la respuesta militar israelí.
La enemistad entre Israel e Irán se remonta a la Revolución Islámica de 1979 en Irán, que trajo al poder un régimen que ha utilizado la oposición a Israel como parte clave de su ideología. Irán no reconoce el derecho de Israel a existir y busca su erradicación.
El líder supremo del país, el ayatolá Ali Jamenei, calificó anteriormente a Israel de “tumor canceroso” que “sin duda será desarraigado y destruido”. Israel, por su parte, cree que Irán plantea una amenaza existencial, como lo demuestran la retórica de Teherán, su acumulación de fuerzas comprometidas con la destrucción de Israel, la financiación y armamento de grupos palestinos, incluidos Hamás y el grupo militante chiita libanés Hezbolá, y lo que cree que es un programa nuclear con el que Irán busca construir una bomba nuclear, algo que su enemigo niega.