Este lunes, la Organización de Naciones Unidas (ONU) desestimó la petición del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, de evacuar a los cascos azules de la Fuerza Interina de Naciones Unidas en Líbano (Finul), a pesar de los recientes ataques que dejaron cinco miembros heridos.
El jefe de las fuerzas de mantenimiento de la paz, Jean-Pierre Lacroix, aseguró que la misión permanecerá en sus posiciones.
La decisión se produce en un contexto de creciente tensión entre Israel y Hezbolá. Netanyahu argumentó que las fuerzas de la Finul actúan como «escudos humanos» para Hezbolá y exigió su retirada inmediata, señalando que su presencia pone en riesgo tanto a los cascos azules como a las fuerzas israelíes.
Sin embargo, Lacroix enfatizó que la seguridad del personal de la ONU es prioritaria y que su presencia es esencial para mantener el orden en una región volátil.
El Consejo de Seguridad expresó su «gran preocupación» por los ataques recientes a las posiciones de la Finul y reiteró que estas instalaciones no deben ser objeto de ataque.
La embajadora suiza ante la ONU, Pascale Baeriswyl, instó a todas las partes a respetar la seguridad del personal de la misión.
A medida que aumentan las hostilidades, el papel de la Finul se vuelve más crítico. Con cerca de 10,000 efectivos desplegados, incluidos 650 españoles, su misión es observar y reportar sobre el cumplimiento del alto el fuego entre Israel y Hezbolá.
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La ONU ha manifestado que su presencia es vital para proteger a la población civil y facilitar ayuda humanitaria en un entorno marcado por el conflicto.
La situación sigue siendo tensa, con Netanyahu insistiendo en que Hezbolá utiliza las instalaciones de la Finul para llevar a cabo ataques contra Israel.
A pesar de las acusaciones y las heridas sufridas por los cascos azules, la ONU reafirma su compromiso con la misión en Líbano, subrayando que cualquier retirada podría dejar un vacío informativo y aumentar aún más las tensiones en una frontera ya inestable.