La Asamblea Nacional de Nicaragua aprobó este viernes una reforma constitucional que otorga un control absoluto del Estado al presidente Daniel Ortega y su esposa, Rosario Murillo. La iniciativa, presentada por Ortega, fue aprobada “por unanimidad” por el Parlamento dominado por el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).
La reforma amplía el mandato presidencial de cinco a seis años y eleva a Murillo al rango de “copresidenta”, consolidando su poder. Además, establece que ambos coordinarán todos los poderes del Estado, eliminando la independencia previamente reconocida de estos.
La nueva Constitución también incluye la vigilancia de medios e iglesias para evitar influencias extranjeras y oficializa el retiro de la nacionalidad a los considerados “traidores a la patria”.
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Entre otros cambios, se crea una “policía voluntaria” compuesta por civiles, lo que ha suscitado preocupaciones sobre su función como fuerza paramilitar. La reforma redefine a Nicaragua como un Estado “revolucionario” y socialista, incorporando la bandera del FSLN como símbolo patrio.
Críticos advierten que estas medidas consolidan un régimen autoritario y perpetúan el nepotismo en el poder.