Un tribunal de la ciudad de Zhuhai, en la provincia meridional de Cantón, China, ha condenado a muerte a Fan Weiqiu, un hombre de 62 años, por el atropello masivo que el pasado 11 de noviembre dejó un saldo trágico de al menos 35 muertos y 43 heridos. La sentencia fue emitida por el Tribunal Popular Intermedio de Zhuhai y se dio a conocer el 28 de diciembre de 2024, generando un amplio debate en el país sobre la seguridad pública y los ataques indiscriminados.
El incidente tuvo lugar en un centro deportivo del Distrito Xiangzhou, donde Fan condujo su vehículo deliberadamente hacia un grupo de personas que realizaban ejercicio. Testigos del ataque relataron que el agresor maniobró su automóvil «en círculos» sobre la pista de atletismo, causando un caos devastador y dejando un rastro de víctimas. La investigación policial reveló que Fan había estado lidiando con problemas personales, especialmente relacionados con un reciente divorcio y la división de bienes, lo que lo llevó a cometer este acto violento.
Durante el juicio, que se llevó a cabo en un ambiente público con la presencia de familiares de las víctimas, el tribunal calificó los motivos de Fan como «extremadamente viles» y su crimen como «excepcionalmente atroz». Las autoridades subrayaron la naturaleza cruel de sus acciones y las consecuencias devastadoras que causaron en la sociedad. El proceso judicial incluyó la revisión de pruebas contundentes, como grabaciones de cámaras de seguridad y testimonios, lo que permitió establecer una narrativa clara sobre los hechos.
China ha experimentado un aumento en los ataques indiscriminados contra transeúntes en el último año, aunque estos suelen involucrar agresores armados con cuchillos. Sin embargo, los atropellos masivos también han comenzado a ser una preocupación creciente. En un incidente similar ocurrido el año pasado en Cantón, seis personas perdieron la vida y 29 resultaron heridas tras otro atropello contra una multitud. Estos eventos han suscitado alarmas sobre la seguridad pública y han llevado a debates sobre cómo abordar este tipo de violencia.
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La respuesta del gobierno chino ante este tipo de incidentes ha sido objeto de crítica. Las autoridades suelen censurar información relacionada con ataques violentos, eliminando videos y relatos publicados en redes sociales para controlar la narrativa pública. Este enfoque ha generado desconfianza entre los ciudadanos, quienes sienten que no se les brinda información adecuada sobre la seguridad en sus comunidades.