Más de cien personas fueron detenidas en Tiflis, Georgia, durante la segunda noche consecutiva de protestas y enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas policiales. El Ministerio del Interior de Georgia informó que un total de 107 personas fueron arrestadas por desacato a la autoridad y vandalismo, mientras que diez policías resultaron heridos, uno de los cuales requirió hospitalización. Las autoridades no proporcionaron cifras sobre los manifestantes heridos en los disturbios.
Las manifestaciones estallaron tras el anuncio del gobierno georgiano de congelar las negociaciones para el ingreso del país a la Unión Europea hasta 2028. Esta decisión fue recibida con indignación por parte de la oposición y muchos ciudadanos, quienes consideran que el gobierno está alejando a Georgia de sus aspiraciones europeas y acercándose a Moscú.
La crisis política en el país se intensificó después de las elecciones parlamentarias de octubre, cuyos resultados fueron denunciados como fraudulentos por la oposición proeuropea. El partido en el poder, Sueño Georgiano, ha sido objeto de críticas por su supuesta inclinación hacia Rusia.
Los manifestantes se reunieron en Rustaveli Prospekt, una de las principales avenidas de Tiflis, frente al Parlamento. Según el Ministerio del Interior, los participantes levantaron barricadas y lanzaron objetos como piedras, botellas de vidrio y petardos contra las fuerzas policiales. En respuesta, los efectivos antidisturbios utilizaron gases lacrimógenos y carros lanza agua para dispersar a la multitud.
El Ministerio del Interior justificó la intervención policial afirmando que la acción excedió repetidamente las normas establecidas por la ley para reuniones y manifestaciones. En un comunicado, las autoridades señalaron que habían hecho reiterados llamamientos a los manifestantes para que se dispersaran pacíficamente.
Sin embargo, la situación escaló rápidamente, resultando en enfrentamientos violentos entre las fuerzas del orden y los manifestantes.La presidenta de Georgia, Salomé Zurabishvili, quien ha criticado abiertamente al gobierno de Irakli Kobajidze y ha denunciado el «robo» de las elecciones, hizo un llamado a Europa para que «despertara» ante la represión que se vive en las calles de Tiflis.
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En sus redes sociales, Zurabishvili instó a los ciudadanos a protestar contra lo que describió como un estilo «cruel y despiadado» impuesto por agentes pro-rusos.
La comunidad internacional ha estado atenta a la situación en Georgia. Varios países europeos, incluida Alemania, han reclamado transparencia ante las irregularidades en las elecciones que llevaron al actual gobierno al poder. La presión internacional podría influir en cómo el gobierno georgiano maneja la crisis actual y si decide tomar medidas para abordar las preocupaciones planteadas por la oposición y los ciudadanos.
Elena Joshtaria, dirigente de la Coalición de Cambio, un partido opositor, afirmó: «Las protestas continuarán porque el pueblo de Georgia no se resignará a que entreguen el país a Rusia». Este sentimiento resuena entre muchos georgianos que temen por su futuro y su orientación política.