Erik y Lyle Menéndez, condenados en 1996 a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional por el asesinato de sus padres en 1989, podrían estar más cerca de salir de prisión tras una decisión judicial histórica. Este martes, el juez Michael Jesic, de la Corte Superior del condado de Los Ángeles, redujo sus sentencias a 50 años de prisión, lo que les permite ahora ser elegibles para solicitar la libertad condicional bajo la ley de delincuentes juveniles de California, dado que cometieron el crimen antes de cumplir 26 años.
Hermanos Menéndez y sus futuros tras la reducción de pena
Durante la audiencia que duró dos días, Jesic explicó que no está dictando que los hermanos deban ser liberados de inmediato, sino que considera que han cumplido lo suficiente en prisión como para merecer la oportunidad de ser evaluados para la libertad condicional. La decisión final recaerá en la junta estatal de libertad condicional y, eventualmente, en el gobernador.
Los hermanos, quienes aparecieron por videoconferencia, mantuvieron una actitud mayormente serena durante el proceso, mostrando incluso momentos de camaradería cuando una prima destacó el buen desempeño académico de Erik en la universidad dentro del sistema penitenciario.
El caso, que conmocionó a Estados Unidos y ha sido objeto de múltiples documentales y series, gira en torno al asesinato de José y Kitty Menéndez en su residencia de Beverly Hills. Los hermanos sostuvieron que actuaron en defensa propia tras años de abuso sexual por parte de su padre, argumento que no convenció a la fiscalía, la cual afirmó que el motivo fue la herencia multimillonaria.
Durante la audiencia, miembros de la familia testificaron a favor de los hermanos, destacando su arrepentimiento y rehabilitación. Una prima afirmó que la familia los ha perdonado y que 35 años de prisión son suficientes. Otra relató el ambiente de abuso en el hogar, apoyando la versión de los hermanos.
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El abogado defensor, Mark Geragos, solicitó que se reduzcan aún más los cargos a homicidio involuntario y que se otorgue una sentencia de tiempo cumplido para la liberación inmediata, enfatizando que la ley busca fomentar la rehabilitación y no reabrir el caso.
Por su parte, la fiscalía se opone a la reducción de la condena, argumentando que los hermanos no han asumido plenamente la responsabilidad y que representan un riesgo para la sociedad.
La junta de libertad condicional ya programó una audiencia para el 13 de junio, donde evaluará si los Menéndez pueden ser liberados. De ser aprobada, esta decisión pondría fin a décadas de encarcelamiento para los hermanos, quienes han pasado gran parte de su vida tras las rejas, intentando rehacer sus vidas y obtener educación.
Este fallo marca un antes y un después en uno de los casos criminales más mediáticos de Estados Unidos, abriendo la puerta a un posible cierre para Erik y Lyle Menéndez después de 35 años de prisión.



