Este 25 de noviembre, el mundo conmemora el Día Internacional de Eliminación de la Violencia contra la Mujer, una fecha que busca visibilizar y erradicar esta problemática que afecta a millones.
En América Latina, la violencia machista hacia las mujeres sigue siendo uno de los problemas más graves de DD.HH. A pesar de avances legislativos, millones de mujeres enfrentan violencia física, sexual y psicológica diariamente.https://t.co/pBzQ5n5yMA
— EFE Noticias (@EFEnoticias) November 25, 2024
Sin embargo, los últimos datos del Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe (OIG) revelan que, en 2023, al menos 3.897 mujeres fueron víctimas de feminicidio en 27 países y territorios de la región, lo que equivale a un escalofriante promedio de 11 asesinatos diarios motivados por razones de género.
A pesar de los esfuerzos legislativos en países como Chile y México, donde se han implementado leyes integrales para combatir la violencia de género, la realidad es que el feminicidio sigue siendo una expresión alarmante de los patrones patriarcales arraigados en la sociedad.
José Manuel Salazar-Xirinachs, Secretario Ejecutivo de la CEPAL, enfatiza que “este número doloroso e inaceptable nos recuerda que, a pesar de los avances en leyes y protocolos, el feminicidio sigue presente en nuestra región y es la expresión extrema de los patrones patriarcales y violentos”.
👩👧En 2023, al menos al menos 3⃣8⃣9⃣7⃣ #mujeres fueron víctimas de #femicidio o #feminicidio en 27 países y territorios de #AméricaLatina y el #Caribe, informó la #CEPAL.
Esto representa al menos 11 muertes violentas de mujeres por razón de género cada día en la región.
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— CEPAL (@cepal_onu) November 24, 2024
La violencia machista no solo se manifiesta en asesinatos; es un fenómeno que abarca múltiples formas de abuso. Entre el 63% y el 76% de las mujeres en América Latina han sufrido algún tipo de violencia por parte de sus parejas o familiares.
Según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud, una de cada cuatro mujeres ha experimentado violencia física o sexual por parte de su pareja a lo largo de su vida.
Esta situación se agrava cuando se considera que las niñas y adolescentes son especialmente vulnerables, con uno de cada cinco enfrentando matrimonios y uniones infantiles forzadas.
La impunidad es otro factor que perpetúa esta crisis. La mayoría de los crímenes relacionados con la violencia de género quedan sin castigo debido a una combinación de factores culturales, sociales y económicos que mantienen la desigualdad.
Las denuncias y la visibilización son esenciales para romper este ciclo, y movimientos como “Ni Una Menos” han emergido como fuerzas fundamentales en la lucha por medidas más efectivas.
A nivel global, la situación no es menos preocupante. Según ONU Mujeres, 736 millones de mujeres han sido víctimas de violencia física o sexual alguna vez en su vida. Esto pone en evidencia que la violencia contra las mujeres es un problema sistémico que trasciende fronteras y culturas.
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A pesar de que todos los países y territorios de América Latina y el Caribe cuentan con algún tipo de legislación para prevenir y erradicar la violencia contra las mujeres, los números siguen siendo alarmantes.
La CEPAL destaca que 14 países han adoptado leyes integrales para abordar esta problemática y 19 han implementado protocolos que penalizan el feminicidio. Sin embargo, estos avances legislativos no se traducen necesariamente en una disminución efectiva de la violencia.
Expertos apuntan a una serie de factores que contribuyen a esta situación: patrones culturales profundamente arraigados, falta de recursos económicos para las víctimas, corrupción y un incumplimiento sistemático de las normas existentes.
Estos elementos crean un entorno donde la violencia contra las mujeres puede prosperar sin consecuencias.