Este martes, Corea del Norte llevó a cabo la destrucción de varios tramos de carreteras que conectan su territorio con Corea del Sur, intensificando las ya elevadas tensiones en la península coreana.
El Ejército surcoreano respondió con disparos de advertencia en la Línea de Demarcación Militar.
Alrededor del mediodía, el Estado Mayor Conjunto de Corea del Sur confirmó que Corea del Norte detonó partes de las carreteras Gyeongui y Donghae, situadas al norte de la zona desmilitarizada (DMZ) que divide ambos países.
Esta acción sigue a un anuncio previo de Pyongyang sobre el cierre “permanente” de la frontera intercoreana y la fortificación de sus infraestructuras.
Expertos consideran que esta medida es un claro mensaje del líder norcoreano, Kim Jong-un, quien ha redefinido unilateralmente las fronteras nacionales tras una reciente enmienda constitucional.
Las carreteras y ferrocarriles entre ambos países han estado inactivos durante años, pero su destrucción subraya la negativa de Corea del Norte a entablar negociaciones con el Sur.
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La escalada de tensiones se ve agravada por acusaciones mutuas; Corea del Norte ha denunciado que drones surcoreanos lanzaron panfletos sobre su territorio, lo que consideran una provocación militar.
En respuesta, Seúl ha reforzado su postura militar y ha reanudado transmisiones de propaganda en la frontera.
La destrucción de estas infraestructuras representa una pérdida significativa para Corea del Sur, estimada en 120 millones de euros.
A medida que ambas naciones continúan en un estado técnico de guerra desde el conflicto que terminó en 1953, el futuro de las relaciones intercoreanas se presenta incierto y marcado por una creciente hostilidad.