Este domingo, 17 de noviembre de 2024, la oposición rusa se reunirá en Berlín para llevar a cabo una manifestación bajo las consignas «¡No a Putin! ¡No a la guerra! ¡Libertad para los presos políticos!».
La marcha, que comenzará en las cercanías de la emblemática Puerta de Brandeburgo y culminará en la embajada rusa, es convocada por figuras destacadas de la oposición, como Ilja Jaschin y Vladimir Kara-Mursa, quienes fueron liberados en agosto durante un intercambio de prisioneros entre Rusia y Occidente.
También se espera la participación de Yulia Navalnaya, viuda del crítico del Kremlin Alexei Navalny, quien falleció en prisión en febrero de este año. Desde entonces, Navalnaya ha intensificado su presencia pública para continuar la lucha por los ideales de su esposo.
La situación política en Rusia ha llevado a un endurecimiento de las leyes contra las manifestaciones y la disidencia. Desde el inicio de la invasión a Ucrania en 2022, protestar contra el gobierno se ha vuelto extremadamente arriesgado, con severas penas de prisión para quienes se atrevan a alzar la voz. En contraste, los opositores rusos que residen en el extranjero han encontrado un espacio para expresarse, aunque enfrentan críticas por su aparente falta de visibilidad.
La manifestación en Berlín busca no solo dar voz a los disidentes rusos, sino también solidarizarse con los ucranianos que han estado alzando sus voces contra la agresión rusa. Sin embargo, ha surgido una controversia sobre el uso de la bandera tricolor rusa durante la protesta. Algunos críticos argumentan que esta bandera ha sido desacreditada por el régimen de Putin y sus crímenes de guerra.
Ksenia Larina, una periodista exiliada, enfatiza que «los criminales de guerra y sus cómplices marchan bajo esta bandera», mientras que otros, como el politólogo Alexander Kynew, advierten que imponer condiciones sobre símbolos podría dividir aún más a la oposición.
La oposición rusa en el exilio está fragmentada y se agrupa alrededor de diferentes líderes y proyectos. Por un lado, algunos apoyan a Yulia Navalnaya y su Fundación Contra la Corrupción (FBK), cuyo objetivo principal es llevar documentales sobre corrupción a los ciudadanos rusos a través de plataformas digitales.
Por otro lado, hay quienes siguen a Mijaíl Jodorkovski, un exmagnate del petróleo que también ha sido un crítico destacado del Kremlin. Esta división se refleja en la organización de eventos separados, como el foro reciente de Navalnaya en Vilnius y el «Comité Antiguerra» en Berlín.
Ilja Jaschin ha reconocido las tensiones dentro de la oposición: «La situación no es fácil. No solo llamo a la consolidación; hay carencias». Sin embargo, él y otros líderes esperan que la manifestación sirva como un punto de unión para todos aquellos que se oponen al régimen actual.
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La marcha del domingo es vista como una oportunidad para mostrar unidad entre los opositores rusos y atraer atención internacional hacia su causa. Jaschin ha mencionado que se inspiran en las experiencias de la oposición iraní, que logró reunir a 50.000 participantes en manifestaciones similares en Berlín.
El objetivo es demostrar que son una fuerza política seria y organizada.Yulia Navalnaya ha expresado su deseo de ver un cambio significativo en Rusia: «Si alguien tuviera un plan, todos lo habríamos aceptado y aplicado», lamentó durante una reciente entrevista. Su enfoque está claro: hacer «algo útil» cada día para mantener viva la memoria y el legado de su esposo.
La manifestación programada para este domingo representa no solo una oportunidad para alzar voces contra el régimen de Putin y exigir justicia por los presos políticos, sino también un momento crucial para evaluar el estado actual de la oposición rusa en el exilio.