Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, ha anunciado que el próximo 10 de enero tomará posesión de su cargo como jefe de Estado reelecto, tras su controvertido triunfo en las elecciones del 28 de julio.
Este resultado ha sido calificado como fraudulento por la oposición mayoritaria y cuestionado por numerosos países. En un contacto telefónico con el canal estatal VTV, Maduro declaró: «El 10 de enero nos juramentamos todo el país, con el apoyo de los movimientos sociales y de los pueblos del mundo».
Las elecciones presidenciales de julio se llevaron a cabo en un ambiente marcado por la polarización política y la tensión social. El Consejo Nacional Electoral (CNE) proclamó a Maduro como ganador, pero la oposición, liderada por figuras como Edmundo González Urrutia, sostiene que este resultado fue manipulado.
González, actualmente en el exilio, ha afirmado que él fue el verdadero vencedor con un margen de 70-30 y ha prometido regresar a Venezuela para asumir la presidencia el mismo día de la toma de posesión de Maduro.
La controversia en torno a estas elecciones se ha intensificado con las acusaciones de represión y fraude. La oposición ha denunciado que el CNE no presentó un escrutinio detallado y que las condiciones para una elección libre y justa no estaban presentes. A pesar de esto, Maduro se muestra confiado en su legitimidad y ha afirmado que «el chavismo está hoy más fuerte que nunca».
Maduro ha mencionado que líderes sociales de 35 países asistirán a su investidura, una propuesta respaldada por el Consejo de Movimientos Sociales de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba), que recientemente celebró su vigésimo aniversario. «Nos vemos el 10 de enero (…) los esperamos», dijo Maduro, enfatizando su apoyo internacional.
Esta movilización internacional es vista como un intento del gobierno venezolano por legitimar su posición ante las críticas globales.Sin embargo, la situación en Venezuela sigue siendo tensa. La oposición no solo cuestiona la validez del proceso electoral, sino que también se prepara para una posible confrontación. González ha manifestado su intención de regresar al país a pesar del riesgo de arresto, lo que podría desencadenar un nuevo ciclo de violencia política.
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El 10 de enero se perfila como una fecha crítica para Venezuela. Según la Constitución, es el día en que el presidente electo debe jurar ante la Asamblea Nacional. Sin embargo, dado el actual clima político, es incierto cómo se desarrollarán los acontecimientos.
La Asamblea Nacional está controlada por el chavismo, lo que añade una capa adicional de complejidad a la situación. Mientras tanto, Maduro continúa descalificando a sus opositores, describiéndolos como «fascistas» que desean sumergir al país en la violencia.