El líder supremo de Corea del Norte, Kim Jong Un, ha tomado medidas drásticas al ordenar la ejecución de entre 20 y 30 funcionarios de su administración. Esta decisión se produce tras las devastadoras inundaciones y deslizamientos de tierra que afectaron al país en julio, resultando en la muerte de aproximadamente 4,000 personas y el desplazamiento de otras 15,000.
La información fue reportada por el canal surcoreano TV Chosun y confirmada por la Agencia Central de Noticias de Corea del Norte, que indica que los funcionarios fueron condenados por corrupción y abandono de deber en la gestión de la crisis.
Kim Jong-un executes 30 officials over floods in North Korea that killed 4,000: report https://t.co/170bENURZa pic.twitter.com/SqAPY0u9kc
— New York Post (@nypost) September 3, 2024
Las inundaciones, que devastaron la provincia de Chagang y otras áreas cercanas, fueron provocadas por intensas lluvias que desbordaron ríos y causaron deslizamientos de tierra. Kim Jong Un, quien ha estado inspeccionando las zonas afectadas y reuniéndose con los residentes, ha exigido que se castigue «estrictamente» a aquellos responsables de la gestión de desastres que no lograron prevenir las pérdidas humanas y materiales.
Las inundaciones en Corea del Norte han sido una de las crisis humanitarias más severas que el país ha enfrentado en años. Más de 4,000 edificios y 3,000 hectáreas de tierras agrícolas quedaron sumergidos, dejando a miles de residentes sin hogar. A pesar de la magnitud de la tragedia, Kim Jong Un ha desmentido los informes que indican que el número de muertos asciende a miles, insistiendo en que la situación ha sido exagerada por los medios de comunicación surcoreanos.
El régimen ha enfrentado críticas internas por la gestión de la crisis, y la decisión de ejecutar a los funcionarios se presenta como un intento de Kim de desviar la culpa y reafirmar su control sobre el gobierno. Esta no es la primera vez que se reportan medidas extremas por parte de Kim ante fracasos de su administración; las ejecuciones han sido una práctica recurrente bajo su liderazgo, con un aumento notable en los últimos años.
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La ejecución de los funcionarios ha suscitado preocupación entre los observadores internacionales, quienes ven este acto como un reflejo de la brutalidad del régimen norcoreano y su falta de consideración por la vida humana. Expertos en derechos humanos han criticado la cultura de miedo que prevalece en Corea del Norte, donde el fracaso en el cumplimiento de las órdenes del líder puede resultar en castigos severos, incluyendo la pena de muerte.
Además, la situación en Corea del Norte se complica por la creciente presión internacional sobre el régimen. La deserción reciente de Ri Il Kyu, un alto diplomático norcoreano, ha puesto de relieve las tensiones internas y la frustración con la corrupción y la injusticia en el gobierno. Ri, quien huyó a Corea del Sur, expresó su descontento con el régimen y su negativa a recibir tratamiento médico en el extranjero, lo que ha añadido una capa adicional de crítica a la administración de Kim.