Este lunes, la Fiscalía del Tribunal de Apelación de Aviñón solicitó la pena máxima de 20 años de prisión para Dominique Pelicot, acusado de abusar sistemáticamente de su exesposa Gisèle durante una década.
Los fiscales calificaron sus actos como «abyectos», destacando que Pelicot drogaba a Gisèle con somníferos para facilitar las agresiones.
La fiscal Laure Chabaud describió a Pelicot como un individuo «perverso» y «perturbado», que actuó sin límites ni consentimiento.
La evidencia incluye miles de fotos y videos de las violaciones, lo que ha sido crucial para el caso contra él y los 51 hombres que también enfrentan cargos.
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Chabaud enfatizó que Gisèle fue tratada como un objeto, subrayando la ausencia de consentimiento en todo momento.
El fiscal Jean-François Mayet añadió que este juicio representa un cambio necesario en las dinámicas entre hombres y mujeres en la sociedad.
La defensa, sin embargo, argumenta que muchos acusados creían que Gisèle consentía.
Antoine Camus, abogado de la víctima, criticó la decisión de llevar el juicio a puerta cerrada, sugiriendo que es fundamental visibilizar el sufrimiento de las víctimas.
Este caso no solo busca justicia individual, sino también un cambio cultural significativo en la percepción y tratamiento de la violencia de género en Francia.