El Gobierno de Estados Unidos, bajo la administración de Donald Trump, planea cerrar cerca de 30 embajadas y consulados en todo el mundo, según documentos internos del Departamento de Estado filtrados este lunes y difundidos por la cadena CNN. La propuesta, que aún no cuenta con la aprobación definitiva del secretario de Estado Marco Rubio, contempla el cierre de diez embajadas y diecisiete consulados, principalmente en Europa y África, en un movimiento que responde a la estrategia de recorte de gastos y reducción de la presencia diplomática estadounidense en el exterior.
Según el documento interno, las embajadas estadounidenses en Malta, Luxemburgo, Lesoto, República del Congo, República Centroafricana y Sudán del Sur están entre las que podrían cerrar sus puertas. En cuanto a consulados, se verían afectados cinco en Francia (incluyendo Rennes, Lyon, Estrasburgo y Burdeos), dos en Alemania (Düsseldorf y Hamburgo), dos en Bosnia y Herzegovina, uno en el Reino Unido, uno en Sudáfrica y uno en Corea del Sur, entre otros. Además, se contempla la reducción de la presencia diplomática en países estratégicos como Somalia e Irak, así como el redimensionamiento de otras misiones, con la creación de consulados “FLEX-style” de bajo personal y funciones limitadas.
El Departamento de Estado justifica la selección de las sedes a cerrar en base a la carga de trabajo, el estado de las instalaciones, los costos operativos y la seguridad. La intención es consolidar los servicios en embajadas regionales más grandes y reducir el número de empleados federales en el exterior, en línea con un recorte presupuestario de hasta el 20% y la instrucción de mantener solo el personal mínimo necesario para servicios esenciales.
La propuesta se enmarca en la agenda “America First” de Trump y en el esfuerzo por reducir el tamaño del gobierno federal, una política que ha contado con el respaldo de Elon Musk, actual asesor clave de la administración en temas de eficiencia y recorte de gastos. Los planes incluyen no solo el cierre de oficinas diplomáticas, sino también despidos masivos de empleados federales, lo que ya ha provocado protestas en distintas partes del país y preocupación en el cuerpo diplomático estadounidense.
El Departamento de Estado emplea actualmente a unas 80.000 personas, de las cuales 64.000 están destinadas en el extranjero, incluyendo personal local y funcionarios del Servicio Exterior. Los jefes de misión han recibido instrucciones para prepararse ante recortes significativos y reorganizaciones internas, lo que podría afectar la capacidad de respuesta ante emergencias, la emisión de visados y la asistencia a ciudadanos estadounidenses en el extranjero.
En Europa, la posible desaparición de consulados en ciudades clave de Francia, Alemania, Italia y Portugal impactaría directamente a viajeros, estudiantes y residentes estadounidenses, que verían reducidas las opciones para trámites administrativos y asistencia en situaciones de emergencia. En África y Asia, el cierre de embajadas y la reducción de personal podrían dificultar la cooperación en temas de seguridad, comercio y ayuda humanitaria.
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El Departamento de Estado ha señalado que la propuesta aún no es definitiva y que se encuentra bajo revisión, insistiendo en que cualquier cierre será compensado con la transferencia de funciones a misiones cercanas y el fortalecimiento de servicios digitales. Sin embargo, expertos advierten que la consolidación de servicios podría saturar las sedes restantes y dejar desatendidas a comunidades enteras.