En Alemania, el tráfico ilícito de personas se ha convertido en una de las principales preocupaciones dentro del ámbito de la criminalidad organizada. Según el último informe de la Oficina Federal de Investigación Criminal (BKA), este delito figura entre las cuatro principales actividades delictivas, con un aumento interanual del 18% en las investigaciones, pasando del 49% al 58%.
Tráfico de personas en Alemania
A pesar de que los delitos de drogas y económicos continúan liderando las estadísticas, el tráfico de personas ha captado la atención de las autoridades, quienes han señalado que las bandas organizadas utilizan pequeños camiones para transportar a las víctimas a largas distancias, lo que conlleva riesgos extremos, incluyendo la muerte en el camino.
La ministra alemana del Interior, Nancy Faeser, ha destacado que la presión sobre estas bandas ha aumentado debido a los controles fronterizos más estrictos en Europa. La cooperación internacional ha sido clave en este esfuerzo, con Serbia como un ejemplo de colaboración efectiva. Sin embargo, el presidente de la BKA, Holger Münch, advirtió que la estructura de estas organizaciones criminales es compleja, con especialización en diversas áreas, lo que dificulta su identificación y desmantelamiento.
Recientemente, la Policía Federal llevó a cabo redadas en cinco estados, resultando en la detención de sospechosos que habrían traficado al menos 140 personas a través de la ruta de los Balcanes. La mayoría de los sospechosos son ciudadanos alemanes, aunque también se han identificado individuos de Siria, Irak y Bulgaria. El informe de la BKA reveló que en 2023, el 58% de los sospechosos en delitos de tráfico de inmigrantes no poseían pasaporte alemán.
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La magnitud del tráfico ilícito de personas se refleja en los daños económicos, que alcanzan los 2.700 millones de euros en 2023, una cifra que se ha duplicado en un año. Tanto Münch como Faeser enfatizan la necesidad de una cooperación global para combatir la delincuencia organizada, que en su mayoría tiene un carácter transfronterizo.
La lucha contra el tráfico de personas no solo es un desafío para Alemania, sino un problema que requiere atención internacional y un enfoque coordinado para proteger los derechos humanos de las víctimas y desmantelar las redes criminales que operan en la sombra.


