La ministra de Educación de Venezuela, Yelitze Santaella, anunció que 6.415 planteles educativos en todo el país han cambiado sus nombres. Según explicó, la razón principal es que muchos de estos centros llevaban nombres relacionados con la época colonial. Sin embargo, esta medida ha generado críticas y cuestionamientos sobre las verdaderas prioridades del sector educativo.
El anuncio se realizó durante un evento en un colegio de la parroquia El Valle, en Caracas, donde Santaella detalló que esta acción se enmarca dentro del Plan de Modificación de Epónimo desde la Descolonización. Aunque la iniciativa busca reivindicar la lucha de los pueblos originarios venezolanos, muchos consideran que no es una prioridad en un momento en que el sector educativo atraviesa bajos salarios, escuelas en total deterioro y un horario mosaico que limita la formación educativa.
Edgar Machado, presidente del Sindicato Venezolano de Maestros del Distrito Capital (SinvemaDC), y Carmen Teresa Márquez, presidenta de la Federación Venezolana de Maestros (FVM), coincidieron en que las instituciones educativas tienen otras prioridades, como recuperar la capacidad adquisitiva en el salario de los docentes, eliminar el horario mosaico y recuperar sus estructuras físicas.
“Los nombres de las escuelas no impactan en la calidad educativa. Calidad implica infraestructura, recurso humano, programas de alimentación, protección, formación y salarios dignos al docente, promoción de espacios de participación, presupuesto prioritario entre otras condiciones”, sentenció Carlos Trapani, coordinador general de los Centros Comunitarios de Aprendizaje (Cecodap).
A pesar de las críticas, el gobierno de Nicolás Maduro sigue adelante con el Plan de Modificación de Epónimo desde la Descolonización. Sin embargo, la preocupación persiste entre los educadores y defensores de los derechos de los niños, quienes consideran que la atención debería centrarse en abordar los desafíos más urgentes que enfrenta el sector educativo en Venezuela.