El presidente de Colombia, Gustavo Petro, ha dejado abierta la posibilidad de asistir a la toma de posesión de Nicolás Maduro como presidente de Venezuela, programada para el próximo 10 de enero de 2025. Durante un acto gubernamental en Barranquilla, Petro expresó su ambivalencia sobre el tema, afirmando: “Yo veré si voy o no voy”. Esta declaración se produce en un contexto político tenso en Colombia, donde la legitimidad del gobierno de Maduro ha sido objeto de debate y controversia.
La intervención de Petro se dio en medio de un acto que subrayó su compromiso con los ideales democráticos en América Latina. En sus declaraciones, hizo referencia al legado de Simón Bolívar, enfatizando que “la democracia es el proyecto de Bolívar, no es la dictadura”. Este comentario resuena con su postura crítica hacia los regímenes autoritarios y su firme rechazo a cualquier forma de dictadura.
“Yo prefiero morirme a ser un dictador”, agregó, destacando su desapego al poder y su compromiso con los principios democráticos.La Cámara de Representantes de Colombia aprobó recientemente una proposición que solicita a Petro que no asista a la ceremonia de toma de posesión de Maduro. Con 75 votos a favor y 27 en contra, esta iniciativa fue impulsada por Jorge Tovar, vicepresidente de la Cámara y representante por las Circunscripciones Transitorias Especiales de Paz (Citrep).
Tovar argumentó que asistir al evento podría interpretarse como un reconocimiento tácito del gobierno venezolano, cuya legitimidad está cuestionada debido a las acusaciones de fraude electoral en las elecciones del 28 de julio.
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La proposición aprobada por la Cámara se basa en varios puntos críticos. Primero, destaca la falta de transparencia en el proceso electoral venezolano, señalando que la ausencia de publicación de las actas de votación constituye una grave vulneración a la transparencia electoral.
En segundo lugar, se argumenta que asistir al acto podría contradecir el compromiso de Colombia con la defensa de la democracia y los derechos humanos. Los legisladores consideran que “sin actas, no hay reconocimiento”, lo que refuerza su posición ante la comunidad internacional.