El próximo 24 de abril, el Jardín Botánico de Maracaibo se llenará de color amarillo con el florecimiento de los curarires. Según David Morales, presidente del Jardín Botánico, este fenómeno ocurre después de las lluvias del pasado sábado 20 de abril.
Para que las flores se abran, se requieren al menos 20 milímetros por metro cuadrado.
Durante los últimos ocho años, los curarires embellecen el Jardín Botánico de Maracaibo con su colorido amarillo a finales de abril y principios de mayo. Este evento natural es muy esperado por la población marabina, que acude al jardín en compañía de familiares, amigos y parejas para admirar y fotografiar estas hermosas flores durante los tres o cuatro días que dura su florecimiento.
El curarire, también conocido por su nombre científico Tabebuia serratifolia, pertenece a la misma familia que nuestro emblemático árbol araguaney o Tabebuia crisantha. Alcanza una altura de hasta 45 metros y un diámetro de 1,20 centímetros. Su adaptabilidad a la sequía lo convierte en uno de los árboles más abundantes en los bosques de Maracaibo. Cuando la lluvia llega, el curarire responde con esplendor al florecer.
Aunque pareciera muerto durante la sequía al desprenderse de sus hojas para evitar la deshidratación, el curarire demuestra su fortaleza y capacidad de adaptación. Su florecimiento es un agradecimiento a la naturaleza, aunque esta incertidumbre podría permitir que ocurra dos veces al año.
El Jardín Botánico de Maracaibo se prepara para recibir a los visitantes que desean contemplar la belleza efímera de los curarires en su máximo esplendor.