El juicio de la reconocida defensora de derechos humanos, Rocío San Miguel, ha sido aplazado por tercera vez consecutiva, esta vez bajo el argumento de medidas de “ahorro energético” implementadas por el Gobierno nacional. La activista, quien lleva 13 meses detenida, ha visto cómo su situación se agrava mientras las audiencias se siguen postergando. La nueva fecha para el juicio ha sido fijada para el 26 de mayo, justo un día después de las elecciones parlamentarias y regionales en Venezuela.
Rocío San Miguel: Un año sin justicia
Rocío San Miguel, de 58 años, es una figura destacada en la defensa de los derechos humanos en Venezuela y directora de la ONG Control Ciudadano. Desde su arresto el 9 de febrero de 2024 en el aeropuerto internacional de Maiquetía, cuando intentaba salir del país junto a su hija, Miranda Díaz, ha enfrentado múltiples obstáculos legales. Mientras que su hija fue liberada bajo régimen de libertad condicional, San Miguel permanece recluida en El Helicoide, un centro señalado por organizaciones internacionales como un lugar de torturas y violaciones a los derechos humanos.

Las acusaciones en su contra son graves: se le señala de participar en una supuesta operación para asesinar al presidente Nicolás Maduro. Sin embargo, sus abogados han denunciado la falta de pruebas concretas y han cuestionado la legalidad del proceso. En los últimos meses, dos audiencias han sido canceladas debido a “falta de traslado”, lo que ha generado preocupación entre sus defensores sobre la transparencia y la justicia del caso.
La situación de San Miguel es alarmante. Sus abogados han informado que padece una lesión no tratada en un hombro debido a una fractura, y que su acceso a atención médica ha sido limitado. Actualmente, solo puede recibir visitas de su hija, lo que ha suscitado críticas sobre las condiciones inhumanas en las que se encuentra. Además, sus defensores de confianza no han podido juramentarse como sus representantes legales, lo que ha dejado su caso en manos de la defensoría pública, acusada de actuar en coordinación con la Fiscalía.
Organizaciones nacionales e internacionales han alzado la voz en defensa de San Miguel. Amnistía Internacional y Human Rights Watch han emitido declaraciones condenando su detención y exigiendo su liberación inmediata. La comunidad internacional observa con preocupación cómo se desarrollan los acontecimientos en un contexto donde la represión y el control sobre los opositores al régimen se han intensificado.
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Con la nueva fecha del juicio fijada para el 26 de mayo, muchos se preguntan si este será un intento del Gobierno por dar una apariencia de legalidad a un proceso que ha estado marcado por irregularidades. La cercanía de las elecciones parlamentarias y regionales añade una capa adicional de incertidumbre, ya que muchos analistas ven el caso de San Miguel como parte de una estrategia más amplia para silenciar a quienes critican al régimen.
El aplazamiento del juicio de Rocío San Miguel es un claro reflejo de la crisis humanitaria y política que atraviesa Venezuela. Mientras la activista continúa siendo víctima de un sistema judicial cuestionado, su caso resuena como un llamado a la acción para defensores de derechos humanos y ciudadanos comprometidos con la justicia. La comunidad internacional debe seguir vigilando y exigiendo el respeto a los derechos fundamentales en un país donde la libertad y la dignidad parecen estar cada vez más amenazadas.


