Cada 20 de julio, Colombia celebra su Día de la Independencia, recordando el inicio de un proceso que culminaría con la emancipación del país del dominio español.
Este año, se conmemoran más de 200 años desde aquel evento crucial en 1810, que marcó el comienzo de una lucha que definiría la identidad nacional.
Un contexto de agitación y cambio
El 20 de julio de 1810, un altercado por un florero en Santa Fe de Bogotá se convirtió en el catalizador de la revuelta.
La situación en Europa, con la invasión napoleónica de España, dejó un vacío de poder que facilitó la formación de juntas locales en las colonias.
Historiadores como David Bushnell destacan que el descontento de los criollos, quienes enfrentaban discriminación y abusos, fue fundamental para el estallido de la independencia.
Diana Uribe, historiadora colombiana, afirma que este día simboliza la primera vez que los habitantes de la Nueva Granada se conciben como un posible país.
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La Revolución de los Comuneros en 1781 y otros movimientos previos sentaron las bases para este grito de libertad, que aunque no resultó en una independencia inmediata, fue el primer paso hacia la construcción de una nación.
Un legado que perdura
El 20 de julio no solo representa el inicio de la independencia, sino también un reconocimiento de la diversidad cultural y social que conforma a Colombia.
Con desfiles y eventos conmemorativos, la fecha se ha convertido en un símbolo de unidad y reflexión sobre el camino recorrido hacia la libertad y la construcción de un país.