Magalli Meda, una de los cinco opositores venezolanos asilados en la embajada argentina en Caracas desde marzo, ha denunciado que llevan “35 días sin luz” en la sede diplomática, a la que ha calificado como una “embajada cárcel”.
En un mensaje publicado en su cuenta de X, Meda reclamó el derecho a obtener salvoconductos y advirtió que la situación representa una violación a sus derechos humanos.
La opositora también criticó la falta de atención de la comunidad internacional y la inacción de los embajadores argentinos frente a las difíciles condiciones en las que se encuentran.
La situación en la embajada argentina se ha vuelto insostenible para Meda y sus compañeros de asilo, quienes han estado viviendo en condiciones precarias durante más de un mes.
“A esta embajada no ha venido ningún embajador, ninguno. ¿Lo han intentado? Seguro que alguno quisiera”, cuestionó Meda, enfatizando la ausencia de apoyo diplomático en un momento crítico.
La opositora atribuyó esta falta de visitas a presiones del régimen de Nicolás Maduro, que, según ella, exige silencio a los diplomáticos extranjeros bajo amenaza de expulsión.
Meda, junto a otros opositores como Pedro Uchurrurtu, Omar González, Claudia Macero y Humberto Villalobos, se encuentra refugiada en la embajada tras ser acusada de conspiración contra el gobierno de Maduro.
Estos cinco colaboradores de la líder opositora María Corina Machado han estado enfrentando un clima de represión y persecución política en Venezuela, donde el gobierno mantiene un férreo control sobre la disidencia.
La situación se complicó aún más cuando otro asilado, Fernando Martínez Mottola, logró salir de la embajada con la ayuda de la embajada de Suiza en Caracas.
Martínez Mottola declaró ante el Ministerio Público sobre la investigación que se les sigue y fue liberado bajo medidas cautelares, aunque permanece bajo restricciones. Este hecho ha generado preocupación entre los demás asilados sobre su propia seguridad y las condiciones que enfrentan dentro de la embajada.
Meda hizo un llamado a la comunidad internacional para que preste atención a lo que está ocurriendo en Venezuela y al estado de derecho que se está vulnerando.
“Es fundamental que se escuche nuestra voz y que se actúe en consecuencia. No podemos seguir viviendo así”, expresó, resaltando la necesidad urgente de asistencia humanitaria y protección a los derechos humanos.
La falta de luz y las condiciones inadecuadas han llevado a los asilados a vivir en un estado constante de incertidumbre y ansiedad.
Meda enfatizó que esta situación no solo afecta su bienestar físico, sino también su salud mental. “Estamos aquí esperando una solución, pero no podemos seguir así. Necesitamos que se reconozcan nuestros derechos como seres humanos”, afirmó.