La Fiscalía de Colombia formuló cargos contra el expresidente Álvaro Uribe por los delitos de soborno a testigos y fraude, marcando así un hito en la historia legal del país al ser el primer juicio penal contra un expresidente.
Según el fiscal Gilberto Villarreal, Uribe habría ofrecido beneficios económicos a testigos clave para que alteraran la verdad en investigaciones judiciales.
Durante una audiencia virtual, Uribe proclamó su inocencia y solicitó la anulación del caso, refutando las acusaciones en su contra al argumentar que siempre buscó preservar su reputación y que no manipuló testimonios. Sin embargo, la jueza Sandra Heredia desestimó su petición y reconoció como posibles víctimas a un senador, la exesposa de un paramilitar y dos exfiscales.
El expresidente expresó sentir un profundo impacto al ser el primer exmandatario colombiano en tener que enfrentarse a la justicia, aduciendo que se trata de un complot fraguado por jueces y oponentes que utilizaron pruebas ilegales en su contra. A sus 71 años, Uribe se encuentra inmerso en un proceso judicial originado por una denuncia inicial presentada por él mismo contra el congresista Iván Cepeda, situación que posteriormente se revirtió en su contra al ser señalado de manipular testigos.
Desde el inicio de este embrollo legal en 2012, donde la Corte Suprema inició investigaciones contra Uribe por presunta obstrucción a la justicia, hasta su más reciente arresto domiciliario y liberación posterior, el camino legal del expresidente ha sido turbulento.
La renuncia al Senado y la continuación del proceso ante un tribunal ordinario ponen de manifiesto la complejidad de este caso que mantiene en vilo a la opinión pública colombiana.