Estudiantes de diversas universidades británicas se unieron para mostrar su apoyo a la causa palestina en respuesta al genocidio perpetrado por Israel. Sin embargo, las autoridades del Reino Unido ordenaron a la policía desalojar a los manifestantes, generando tensiones y contradicciones inesperadas.
Los medios locales británicos calificaron este movimiento estudiantil como el más grande en más de una década. A pesar de esta muestra de solidaridad, las fuerzas policiales recibieron la directriz de desalojar a los protestantes, siguiendo un patrón que se repetite en manifestaciones similares en otros países del mundo.
En contraste, el Sindicato de Bomberos del Reino Unido (FBU) rechazó la solicitud de colaborar con la policía en la evacuación de los universitarios. Según informes del medio local MEMO, el FBU instruyó a sus miembros a no asistir en dichas acciones, argumentando que su deber es salvar vidas y proteger a la comunidad, no participar en operativos de desalojo.
El cuerpo de bomberos hizo hincapié en que no ven justificación alguna para contribuir al desalojo de los manifestantes, expresando su respaldo a los derechos de los protestantes y el llamado a la paz y la justicia para Gaza.
Mientras tanto, durante la última semana, se registraron protestas en múltiples campus universitarios en todo el territorio británico, incluyendo ciudades como Aberdeen, Newcastle, Leeds, Durham, entre otras. Las demandas de los manifestantes coinciden con las de otras instituciones académicas a nivel global: cortar lazos financieros con el Estado de Israel y exigir un cese al fuego en la Franja de Gaza.
Estas movilizaciones tienen lugar 217 días después del inicio del asedio de las fuerzas israelíes en Gaza y Cisjordania, con un saldo trágico de más de 34,900 personas asesinadas, mayoritariamente mujeres y niños. La solidaridad internacional con Palestina encontró eco en las universidades británicas, desafiando a las autoridades y generando un debate sobre el papel de las instituciones en situaciones de conflicto.