Eduardo Strauch, uno de los 16 uruguayos que sobrevivió durante 72 días en la cordillera de los Andes, afirmó el pasado domingo que el film ‘La sociedad de la nieve’ del español Juan Anonio Bayona, candidato al Óscar a mejor Película Internacional, narra aquella tragedia como siempre debió ser contada.
Afirmó también que es su favorita entre las tres cintas que narran el terrible suceso, al igual que la de los otros sobrevivientes.
“Esta es la que me gusta absolutamente. Esta es la historia contada como siempre esperé que se contara, al final cayó en manos de este maravilloso Bayona y se cuenta como se tiene que haber contado siempre, como la real historia”, dijo al referirse al filme mexicano de 1976 y a la norteamericana “Alive”, de 1993.
La película ‘La sociedad de la nieve’ relata la hazaña de los supervivientes del accidente del vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya. Este vuelo transportaba a los integrantes del club de rugby Old Christians Club de Montevideo, así como a amigos, familiares y cinco tripulantes hacia Chile.
La historia de supervivencia de los 16 sobrevivientes que pasaron 72 días en condiciones extremas después de que el avión se estrellara el 13 de octubre de 1972 en un páramo de la cordillera andina. La película, basada en el libro del mismo nombre escrito por Pablo Vierci, ha sido elogiada por su autenticidad y por capturar adecuadamente el ambiente en el que transcurrió la tragedia.
Strauch, cuyo testimonio fue crucial para la película, expresó su satisfacción con el resultado. El autor del libro en el que se basa la película, Pablo Vierci, y el director consultaron con los sobrevivientes para capturar detalles como el color del tapiz de los asientos, los olores del lugar y las sensaciones que experimentaron
La película ha sido una herramienta de sanación para las familias de las 29 personas que fallecieron durante o después del accidente. “(Ayudó) para sanarse. Las familias de los muertos, 50 años después, todavía tenían heridas y al ver la película, que es tan real, es como si hubieran estado metidos ahí dentro, comprendieron una cantidad de cosas y se dieron cuenta de todo lo que habíamos sufrido y eso les ayudó mucho”, expresó.
Strauch, que actualmente es arquitecto, tenía 25 años en ese momento y fue uno de los protagonistas de esta odisea, recordó los momentos difíciles en los que él y sus primos sobrevivientes, Adolfo Strauch y Daniel Fernández, convencieron al grupo de la necesidad de alimentarse de los cuerpos de los fallecidos para sobrevivir.
«“Los tres estuvimos de acuerdo que era la única manera de sobrevivir y nos convencimos bastante rápido de que era la única solución. Adolfo fue el primero que se ofreció a cortar, después Daniel y yo, y también colaboramos en la distribución del alimento, fue difícil vencer el tabú, pero una vez que lo vencimos fue claro que era lo que teníamos que hacer para vivir”, relató.
Aunque algunos compañeros de tragedia no aceptaron inicialmente esta solución, la disposición de los demás a ofrecerse como alimento en caso de morir fue un acto que finalmente convenció a todos.
“Fue un gesto tan maravilloso de solidaridad, algunos habían muerto ya, otros no y nadie sabía quién iba a ser el alimento de quién y cuando nos ofrecimos unos a otros, se terminó de convencer todo el mundo”, narró.
Después de muchos años de guardar silencio para no herir a las familias de los fallecidos y para evitar el morbo de algunas personas, el sobreviviente ha decidido contar su historia.
Aunque ha regresado al lugar del accidente, ver la película ha revivido sensaciones que creía haber dejado atrás, como los recuerdos de su compañero que tomó fotografías poco antes de ser rescatados, imágenes que se recrean en la película más reciente.
“Es todo tan real y tan preciso, me acuerdo perfecto de lo que sentía cuando me sacaban las fotos y pensaba ¿para qué?, ¿quién las verá?, ¿las verá alguien algún día? Siempre tenía una sensación… muy rara y fea”, confesó.
Strauch expresó que los sobrevivientes están sorprendidos del furor que la nueva película ha causado entre las generaciones más jóvenes y considera que es parte de su necesidad saber que personas de su misma edad pueden luchar y trascender.
“Los chicos están buscando eso que se ha disipado en esta sociedad, andan como locos buscando el inmediatismo, la felicidad con el consumismo y se dan cuenta que no llegan a nada, esto les hace ver lo que somos los seres humanos y cuál es el real camino que hay que seguir para ser felices y cuántos valores y capacidades tenemos”, concluyó.