Un reciente informe del Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas-FVM) revela que un maestro en Venezuela requiere el equivalente a 29 veces su salario mensual para poder alimentar a su familia.
La canasta básica de alimentos, valorada en 531,57 dólares para una familia de cinco, contrasta drásticamente con el salario promedio docente de 18,34 dólares al mes, que solo cubre el 3,5% de este costo.
Desde marzo de 2022, el salario mínimo se ha mantenido en 130 bolívares, un monto que ha perdido poder adquisitivo debido a la inflación y la fluctuación del dólar.
Además, los empleados públicos reciben un «bono de guerra económica» de 90 dólares, lo que eleva su ingreso total a 133,3 dólares, aunque este monto sigue siendo insuficiente para cubrir necesidades básicas.
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En septiembre, la canasta alimentaria experimentó una ligera disminución de 7,59 dólares respecto a agosto, pero esto no alivia la carga que enfrentan los educadores.
La situación refleja una crisis profunda en el sector educativo y un llamado urgente a la atención gubernamental para mejorar las condiciones laborales y salariales.
La falta de recursos adecuados para los docentes no solo afecta su calidad de vida, sino también la educación que pueden ofrecer a sus estudiantes, perpetuando un ciclo de pobreza y desnutrición en el país.