Las recientes tormentas que azotaron el área de Houston dejaron un rastro de devastación, con al menos siete víctimas mortales y miles de personas lidiando con la falta de suministro eléctrico.
Mientras las autoridades locales se esfuerzan por restaurar la electricidad y limpiar los daños, también enfrentan una advertencia por smog y altas temperaturas que representan riesgos para la salud pública.
El sheriff del condado de Harris, Ed González, informó trágicos incidentes durante la tormenta, incluyendo la muerte de tres personas debido a impactos como incendios provocados por rayos y situaciones peligrosas derivadas de la falta de energía eléctrica. El Servicio Meteorológico Nacional emitió alertas de inundaciones para varios estados del sureste, lo que ha complicado aún más la situación.
Con más de 360,000 hogares y negocios sin electricidad en Houston, las altas temperaturas amenazan con empeorar la crisis. Organizaciones como el Departamento de Salud iniciaron medidas de apoyo, como la distribución de aires acondicionados portátiles y la implementación de centros de enfriamiento para asistir a aquellos más vulnerables.
Los daños estimados cercanos a los 5,000 millones de dólares reflejan la magnitud de la tragedia, que afectó no solo la infraestructura eléctrica, sino también otras instalaciones y viviendas en la región. La llegada de ayuda federal tras la declaración de desastre por parte del presidente Biden brinda esperanza a los afectados.
El proceso de recuperación será arduo y prolongado, con desafíos logísticos significativos relacionados con la restauración de líneas eléctricas y la limpieza de escombros. Los residentes se mantienen en alerta, conscientes de la importancia de cuidar su salud en medio de las difíciles circunstancias.