La reciente suspensión indefinida de vuelos comerciales entre Chile y Venezuela, ordenada por el Gobierno venezolano, ha dejado a cientos de pasajeros en un estado de incertidumbre y angustia.
La decisión, anunciada por la Cancillería venezolana, se produce tras el discurso del presidente Gabriel Boric en la ONU, donde criticó al régimen de Nicolás Maduro.
Los afectados, quienes invirtieron sumas significativas en boletos, expresan su frustración en un grupo de WhatsApp.
Ricardo Graterón, quien pagó 460 mil pesos por el pasaje de su madre, clama por el reembolso: «No tengo dinero para otro boleto».
Otros, como Eduardo Rodríguez, enfrentan situaciones críticas debido a problemas de salud en sus familias.
Estelar, la aerolínea involucrada, ha emitido un comunicado pidiendo a los pasajeros que esperen instrucciones formales.
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Sin embargo, muchos han reportado dificultades para obtener respuestas sobre sus reembolsos. La situación ha llevado a cientos a presentar quejas ante el Servicio Nacional del Consumidor (Sernac), que ha establecido un plazo de 18 días hábiles para brindar soluciones.
La suspensión de vuelos no solo afecta a quienes desean reunirse con sus seres queridos, sino que también refleja las tensas relaciones diplomáticas entre Chile y Venezuela.
Mientras los afectados continúan buscando respuestas, la incertidumbre persiste en un contexto ya complicado por la crisis migratoria y humanitaria que enfrenta la comunidad venezolana en el extranjero.
