El Rey Carlos III, quien fue diagnosticado con cáncer el mes pasado, hizo su aparición pública más importante al asistir al tradicional servicio religioso de maitines de Pascua en Windsor el domingo. Acompañado por su esposa, Camila, el monarca de 75 años llegó en coche a la Capilla de San Jorge, un edificio del siglo XIV situado en los terrenos del Castillo de Windsor.
La pareja real saludó a una pequeña multitud de simpatizantes reunidos en las inmediaciones antes de entrar en la capilla por el pórtico de Galilea. La celebración de este año fue más tranquila y contó con la presencia de menos miembros de la realeza para minimizar el contacto del rey con otras personas durante su tratamiento.
Se espera que el rey y la reina se sienten separados del resto de la congregación principal. Los hermanos del rey fueron los primeros miembros de la familia en llegar, seguidos por otros miembros de la realeza.
La presencia del Rey Carlos será alentadora para muchos observadores de la realeza, después de que suspendiera temporalmente sus compromisos públicos por recomendación médica. Sin embargo, el monarca ha mantenido una mano firme en el timón, ocupándose de los asuntos de Estado y el papeleo oficial con sus cajas rojas diarias del gobierno del Reino Unido, al tiempo que mantenía una agenda de audiencias privadas, así como su reunión semanal habitual con el primer ministro Rishi Sunak.
En un mensaje personal previo al fin de semana de Pascua, el rey Carlos trató de tranquilizar a la nación asegurando que se ha ocupado de los asuntos constitucionales entre bastidores. También compartió su “gran tristeza” por no haber podido unirse a la congregación, diciendo que el servicio “tiene un lugar muy especial” en su corazón.