Este miércoles, más de un millón de argentinos se vieron afectados por una huelga de transporte que paralizó trenes, vuelos y otros servicios en todo el país, en respuesta a las políticas económicas del presidente Javier Milei.
La medida, que no incluyó al gremio de autobuses, refleja el descontento ante el aumento de la pobreza y la privatización de Aerolíneas Argentinas.
La huelga, organizada por los principales sindicatos, dejó a más de 1.800 trenes sin operar y afectó a 27.700 pasajeros de Aerolíneas Argentinas, con 263 vuelos cancelados.
Además, se sumaron taxistas, camioneros y trabajadores del transporte fluvial, lo que complicó aún más la circulación de mercancías. Movimientos sociales anunciaron ollas populares y cortes de ruta a nivel nacional.
Pablo Moyano, cosecretario de la CGT, expresó: «Hay un sector importante de la población que la está pasando mal» y defendió la soberanía del transporte nacional.
Por su parte, Juan Pablo Brey, secretario general de Aeronavegantes, enfatizó que la lucha no solo es sectorial, sino también por derechos fundamentales como educación y salud.
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El gobierno respondió enviando mensajes a través de la aplicación Mi Argentina, acusando a líderes sindicales de proteger sus privilegios.
Desde su asunción, Milei ha implementado medidas drásticas que han generado un superávit fiscal, pero también una inflación del 209% y una pobreza del 52.9%.
Con el clima social tenso, se espera que las protestas continúen con un nuevo paro programado para el 31 de octubre por parte del sindicato de autobuses. La situación revela un creciente descontento popular frente a las políticas económicas del gobierno actual.