Si hay dos patologías que no suelen contar con el apoyo social son la fibromialgia y el síndrome de fatiga crónica. Años es lo que suele llevar el alcanzar un diagnóstico certero sobre estas patologías, con las descalificaciones y la incomprensión que muchos enfermos se encuentran, incluso de algunos médicos, y hasta dar con el resultado.
Pero por si fuera poco, no es ocasional que los tratamientos disponibles sean siempre eficaces, y aquí es donde la estimulación magnética transcraneal está logrando cada vez más peso para estos pacientes.
“En aquellos casos en los que otras terapias no sean suficientes, la estimulación magnética transcraneal es una opción terapéutica, por tanto no quirúrgica, y que favorece la plasticidad neuronal, es decir, con la que se crean nuevas vías para que la información viaje por el cerebro y evite las vías que generan dolor”.
Lo explica el doctor Rubén Álvarez, médico especialista en el tratamiento del dolor del Centro Médico Quirónsalud Plaza Euskadi, del Hospital Quirónsalud Bizkaia, y también del Hospital Quirónsalud Vitoria, así como mejor especialista a nivel nacional en la materia, y por tercer año consecutivo, según los prestigiosos galardones Doctoralia Awards.
Como se trabaja la técnica
Tal y como apunta, esta técnica requiere de veinte sesiones, cada una con duración aproximada de veinte minutos, que se pautan de forma personalizada.
“Implica la aplicación de corrientes directas de bajo voltaje, o bien unos pulsos magnéticos, en la superficie del cráneo, que induce una serie de modificaciones en la corteza cerebral”, aclara.
Según recuerda la Sociedad Española de Fibromialgia y Síndrome de Fatiga Crónica (SEFIFAC), la estimulación transcraneal no invasiva representa a un conjunto de métodos terapéuticos que están ganando relevancia en los últimos veinte años para el tratamiento del dolor en estas patologías, pero también frente al párkinson, esclerosis múltiple, epilepsia, alzhéimer, tinnitus, depresión, o frente a las adicciones, entre otras patologías.
No hay una prueba específica
El diagnóstico, tanto en la fibromialgia como en el síndrome de fatiga crónica, es difícil en muchas ocasiones al no concurrir una prueba diagnóstica específica como tal.
“Los pacientes con estos síntomas son incomprendidos por la sociedad general, y por ciertos grupos médicos”, remarcan ambos doctores.
“Desde las unidades del dolor tratamos en nuestro caso de concienciar, de visibilizar, y de orientar hacia un diagnóstico y tratamientos que mejoren la calidad de vida de estas personas”, destaca por su parte el doctor Álvarez.
Para el doctor Torre Mollinedo es fundamental en este sentido el realizar una historia clínica completa, así como el descartar otras patologías que puedan presentar síntomas similares, además de personalizar siempre y de realizar un abordaje integral de la patología.
La fatiga, el denominador común
Tanto la fibromialgia, como el síndrome de fatiga crónica, están relacionadas porque los pacientes refieren como uno de sus síntomas la fatiga, según recalcan ambos profesionales del dolor: “Cuando llegan a consulta solemos preguntarles qué prevalece más, qué síntoma afecta más a su calidad de vida”.
En el caso concreto de la fibromialgia, el doctor Fernando Torre Mollinedo, mantiene que consiste en una enfermedad crónica, caracterizada por un dolor generalizado musculoesquelético, acompañado de fatiga, de trastornos del sueño, de alteraciones del estado de ánimo, así como dificultades cognitivas.
Mientras, las personas con síndrome de fatiga crónica, explica el doctor Rubén Álvarez, sienten un cansancio extremo que no mejora con el descanso, y que se acompaña de otros síntomas como dolores musculares, cefaleas, y problemas de concentración.
Patologías crónicas
A su vez, estos especialistas en dolor de Quirónsalud Bizkaia y Quirónsalud Vitoria subraya que la fibromialgia y el síndrome de fatiga crónica son crónicas; si bien celebran que los tratamientos para mejorar la calidad de vida de estos pacientes han evolucionado en los últimos años.
“Los tratamientos con fármacos neuromoduladores, que incluyen antidepresivos, anticonvulsivantes, se combinan con analgésicos y relajantes musculares para aliviar el dolor, la fatiga, y un mejorar el estado de ánimo”, remarcan.
El doctor Álvarez recuerda que también hay recomendaciones en cuanto al estilo de vida, como una dieta saludable, la práctica de ejercicio regular, además de técnicas de relajación, que pueden contribuir significativamente al bienestar general de los pacientes.
Una segunda fase de actuación en el abordaje son los tratamientos endovenosos, tal y como precisa el doctor Fernando Torre Mollinedo, con fármacos como la lidocaína o el magnesio, mejoran especialmente la hipersensibilidad al roce.
“Algo tan cotidiano como el roce de una sábana o de una camiseta afectan de forma aumentada en estos pacientes, y les condiciona notablemente en sus actividades del día a día”, señalan desde las unidades del dolor.
