El número de personas desplazadas en Colombia ha alcanzado niveles alarmantes, duplicándose desde la firma del histórico acuerdo de paz entre el Gobierno colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en 2016.
Según un reciente informe del Consejo Noruego de Refugiados (NRC), se han registrado 1,5 millones de nuevos desplazamientos forzosos, lo que representa un aumento significativo en la crisis humanitaria del país. Este incremento ha llevado a la ONG a emitir una fuerte advertencia sobre la necesidad urgente de que el gobierno implemente de manera efectiva el acuerdo de paz.
En un comunicado emitido el 21 de noviembre de 2024, el NRC destacó que, solo en 2024, se espera que más de 260.000 personas sean desplazadas en el país, una cifra que contrasta drásticamente con los aproximadamente 130.000 desplazamientos registrados en 2016. Giovanni Rizzo, responsable de operaciones del NRC en Colombia, subrayó que «si el desplazamiento fuera un termómetro de la paz, entonces la salud de Colombia estaría fallando».
Esta afirmación pone de relieve la creciente preocupación por la estabilidad y seguridad del país.Actualmente, se estima que alrededor de 5,1 millones de personas viven en situación de desplazamiento forzado en Colombia. Las causas detrás de este fenómeno son múltiples y complejas, incluyendo la violencia generalizada, torturas, homicidios, el uso de minas antipersona y el reclutamiento forzado por parte de grupos armados.
A pesar del creciente número de desplazados y las necesidades humanitarias urgentes, el NRC ha señalado que solo se han recibido 1,2 millones de los 34 millones de dólares solicitados para ayudar a las comunidades desplazadas en Colombia durante 2024. Esta falta de financiamiento es alarmante y refleja una desconexión entre la magnitud del problema y la respuesta internacional ante la crisis.
Rizzo instó tanto al Gobierno colombiano como a la comunidad internacional a aumentar su apoyo para ayudar a los desplazados a reconstruir sus vidas. «Es clave para lograr una paz sostenible», enfatizó. La falta de recursos no solo afecta a los individuos desplazados sino que también pone en riesgo los esfuerzos por consolidar la paz en un país que ha luchado durante décadas contra el conflicto armado.
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Ante esta situación crítica, el NRC ha hecho un llamado a todas las partes involucradas en el conflicto para que prioricen las negociaciones de paz como «la única forma de poner fin al conflicto» en Colombia. La implementación efectiva del acuerdo de paz es vista como esencial no solo para reducir los niveles de desplazamiento forzado, sino también para garantizar un futuro más seguro y estable para todos los colombianos.