La salida del Gran Premio de Mónaco de Fórmula 1 en 2024 resultó en un escenario dramático que dejó a los aficionados con el corazón en vilo. El circuito urbano, famoso por su estrechez y peligrosidad, se convirtió en el epicentro de un accidente múltiple que alteró el curso de la carrera desde los primeros compases.
En la subida hacia Massenet, uno de los puntos más veloces del circuito, Sergio ‘Checo’ Pérez se encontraba en la posición 16º, luchando por avanzar en el pelotón. Sin embargo, la tragedia estaba a punto de desencadenarse. Kevin Magnussen, al volante de uno de los Haas, intentó adelantar a Pérez por el exterior de la curva. El roce entre ambos fue inevitable, y la rueda delantera izquierda de Magnussen impactó contra el monoplaza de ‘Checo’.
El resultado fue devastador. Pérez perdió el control de su coche y se convirtió en un mero pasajero mientras su vehículo golpeaba con violencia el muro y rebotaba en la pista. La carambola también afectó al otro Haas, piloteado por Nico Hülkenberg.
El destrozo en la pista fue tal que la bandera roja se mostró en el primer sector, obligando a detener la carrera. Los comisarios actuaron rápidamente para evaluar la situación y garantizar la seguridad de los pilotos.
Carlos Sainz, quien partía desde la tercera posición, había tenido un excelente arranque. Reaccionó de manera brillante a las luces del semáforo y se colocó en paralelo con Oscar Piastri en la curva 1. Sin embargo, tras Massenet, algo salió mal. Sainz se fue largo por una de las pocas escapatorias disponibles debido a un pinchazo.
La causa del pinchazo se reveló más tarde: en su intento por mantenerse pegado a Piastri, Sainz rozó con su neumático los apéndices del suelo del monoplaza del australiano. Afortunadamente, logró sacar su coche de la zona peligrosa y participar en la posterior salida relanzada.