El féretro del papa Francisco fue cerrado este viernes a las 20:00 horas (horario Vaticano) tras tres días de exposición pública en la basílica de San Pedro, donde más de 250.000 fieles rindieron homenaje al pontífice fallecido el lunes a los 88 años. El rito, presidido por el cardenal Kevin Farrell (Camarlengo de la Santa Romana Iglesia), siguió el Ordo Exsequiarum Romani Pontificis y contó con la participación de diez cardenales, entre ellos Giovanni Battista Re (Decano del Colegio Cardenalicio) y Pietro Parolin (exsecretario de Estado).
Antes del sellado, se cubrió el rostro del sumo pontífice con un velo blanco, y en el ataúd se depositaron monedas acuñadas durante su papado, medallas conmemorativas y el «rogito» -un tubo metálico con el acta de su pontificado-, detalló la Oficina de Celebraciones Litúrgicas.
El cierre del féretro rompió con la tradición de los tres ataúdes -práctica común en exequias papales anteriores-, siguiendo las instrucciones de Jorge Bergoglio para un protocolo «ágil y sobrio», según el Corriere della Sera. El ataúd, cubierto con una cruz y el escudo papal, incluyó una placa con su nombre pontificio, fechas de vida y duración del ministerio petrino (2013-2025). La ceremonia, dirigida por Farrell, incluyó la lectura del acta notarial por monseñor Diego Ravelli, maestro de ceremonias, que fue sellada en el féretro.

Tras el cierre, una guardia de honor custodia el féretro durante una vigilia de oración que se extenderá hasta el funeral del sábado, presidido por el Decano del Colegio Cardenalicio. Mientras tanto, el Vaticano confirmó que los gastos funerarios fueron cubiertos con fondos personales del papa, tal como estipuló en su testamento:
«He proporcionado instrucciones a Rolandas Makrickas, comisario del Capítulo Liberiano, para transferir la suma correspondiente a la basílica de Santa María la Mayor», reza el documento.
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En paralelo, la Catedral de Buenos Aires albergará este sábado una misa a las 10:00 en honor al pontífice argentino, organizada por el arzobispo Jorge García Cuerva. Tras la ceremonia, partirán dos caravanas: una hacia Plaza de Mayo -para un «abrazo simbólico» a Francisco- y otra por hospitales y barrios vulnerables, lugares emblemáticos de su labor pastoral.
«Recorreremos sitios que en su corazón tuvieron predilección», explicó García Cuerva.


