La actriz Blake Lively, conocida por su trabajo en películas y series de éxito, ha presentado una demanda contra su compañero de reparto y director Justin Baldoni, alegando acoso sexual y una campaña de difamación en su contra.
La noticia, que fue difundida inicialmente por The New York Times, ha causado un gran revuelo en la industria cinematográfica y en las redes sociales, generando un debate sobre el comportamiento en los sets de filmación y la protección de los derechos de las mujeres.
La demanda fue presentada en California y detalla múltiples acusaciones de conducta inapropiada por parte de Baldoni durante el rodaje de la adaptación cinematográfica de la novela «It Ends with Us», escrita por Colleen Hoover.
Lively sostiene que Baldoni realizó avances no deseados, besó a la actriz sin su consentimiento y fue testigo de momentos privados sin autorización. Estas acciones, según Lively, han tenido un impacto devastador en su salud emocional, provocándole “ansiedad extrema, miedo y trauma”.
En declaraciones a People, Lively explicó que su intención al presentar la demanda es exponer “tácticas de represalia utilizadas contra quienes denuncian conductas indebidas” y proteger a otros profesionales del sector que podrían estar enfrentando situaciones similares.
La actriz también ha recibido el apoyo público de su hermana, Robyn Lively, quien utilizó sus redes sociales para manifestar su respaldo, compartiendo fragmentos del artículo del New York Times y expresando su deseo de justicia para su hermana.
La situación se complicó aún más cuando se reveló que tras una reunión con los productores para abordar las preocupaciones de Lively, se establecieron nuevas reglas en el set.
Estas incluían la prohibición de improvisar besos o hacer comentarios sexuales, así como restricciones sobre la adición de escenas sexuales no contempladas en el guion original.
Según el informe, Baldoni y su compañía de producción, Wayfarer Studios, aceptaron estas condiciones.
Por otro lado, Bryan Freedman, abogado de Baldoni, ha calificado las acusaciones como “falsas” y “escandalosas”, sugiriendo que fueron formuladas con la intención de dañar la reputación de su cliente.
Freedman también afirmó que la conducta de Lively durante el rodaje contribuyó a problemas en la producción, alegando que la actriz amenazó con no asistir al set y con no promocionar el proyecto.
En respuesta a estas afirmaciones, Lively ha proporcionado mensajes de texto y correos electrónicos que, según The New York Times, demuestran una supuesta estrategia del equipo de relaciones públicas de Baldoni para desacreditarla.
Los mensajes incluyen planes para crear “teorías” que dañen su imagen pública y sugieren que Lively “usó el feminismo como arma” para beneficiarse durante el rodaje.
La situación ha tenido un impacto significativo en la vida personal de Lively. Según People, la actriz ha manifestado que esta controversia ha generado tensión en su hogar, afectando su bienestar emocional y el de su familia, incluidos su esposo Ryan Reynolds y sus cuatro hijos.
En medio de este tumulto, Colleen Hoover también ha mostrado su apoyo a Lively, describiéndola como una persona “honesta y de principios” y expresando confianza en su testimonio.
La demanda presentada por Blake Lively no solo pone en evidencia las complejidades del entorno laboral en la industria cinematográfica, sino que también reabre el debate sobre el acoso sexual y la necesidad de proteger a quienes se atreven a hablar.
A medida que la situación se desarrolla, los ojos del público estarán atentos a cómo se resolverá este caso y qué implicaciones tendrá para el futuro del cine y la representación de las mujeres en él.