El partido en el Estadio Santiago Bernabéu tuvo un desenlace inesperado, transformando lo que parecía ser una victoria cómoda para el Real Madrid en un final agónico. El equipo dirigido por Carlo Ancelotti se encontraba con un claro dominio, liderando 3-0, pero un repentino descontrol permitió que el Alavés se acercara peligrosamente al marcador, finalizando en un 3-2 que mantuvo a los aficionados al borde de sus asientos.
Desde el inicio, el Madrid mostró su superioridad. Vinicius Jr. inició la fiesta con una jugada brillante que culminó Lucas Vázquez. Posteriormente, Kylian Mbappé anotó un gol espectacular, y Rodrygo se sumó al marcador justo después del descanso. Sin embargo, el encuentro dio un giro dramático cuando Ancelotti decidió reforzar su defensa en los minutos finales, una decisión que resultó crucial ante la presión del Alavés.
El equipo visitante no se rindió y logró marcar dos goles en un corto período de tiempo, primero con un tiro impresionante de Protesoni y luego con Kike García, quien aprovechó la falta de oposición en la defensa del Madrid. Estos goles encendieron la alarma en el Bernabéu, donde los hinchas comenzaron a temer por la pérdida de puntos vitales.
A pesar de las dificultades, el Madrid logró mantener la ventaja y salvar los tres puntos. Sin embargo, el partido dejó algunas preocupaciones para Ancelotti. Endrick estuvo cerca de ser expulsado por una falta violenta y Vinicius se salvó de una segunda amarilla tras burlarse del cuarto árbitro. Las decisiones arbitrales fueron objeto de debate, especialmente la severidad de las tarjetas mostradas por Muñiz Ruiz.
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Ancelotti optó por alinear a sus mejores jugadores sin considerar la rotación, una estrategia comprensible dado que se aproxima un derbi crucial. Sin embargo, esta decisión también podría reflejar la necesidad del técnico de encontrar la mejor combinación para su equipo mientras aún busca estabilidad en su alineación.