El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, denunció el viernes el avance de brotes de fascismo en Europa, advirtiendo sobre su impacto en democracias como la de España, Italia y Alemania.
Durante una alocución nacional, Maduro expresó su preocupación por el «neofascismo» que, según él, acorrala a la democracia española y reivindica ideologías extremistas en otros países europeos.
Maduro acusó a una «internacional fascista» de tener como objetivo desestabilizar a Venezuela.
Resaltó una conversación reciente con el secretario general de la ONU, António Guterres, donde abordó la lucha del país contra estas ideologías.
Sus declaraciones se produjeron después de que el Parlamento Europeo reconociera al opositor Edmundo González como presidente legítimo de Venezuela, lo que provocó una nota de protesta por parte del gobierno venezolano ante la delegación de la UE en Caracas.
El mandatario también se refirió a las elecciones presidenciales del 28 de julio, donde obtuvo el 51.95% de los votos frente al 43.18% de González, quien ha sido respaldado por la oposición que denuncia fraude electoral.
En este contexto, Maduro enfatizó la necesidad de legislar contra el fascismo y sus expresiones en un intento por consolidar su poder y deslegitimar a sus adversarios políticos.
Las declaraciones de Maduro reflejan un contexto tenso en Venezuela y un panorama complicado en Europa, donde el resurgimiento de ideologías extremistas plantea interrogantes sobre el futuro democrático del continente.
A medida que la situación política se intensifica, tanto en Venezuela como en Europa, las palabras del presidente venezolano subrayan la interconexión entre las luchas políticas locales y globales.