El movimiento militante libanés Hezbolá disparó 100 cohetes contra posiciones israelíes en respuesta al asesinato de uno de sus altos comandantes en el sur de Líbano.
El ataque, atribuido a Israel, marca una nueva escalada en el conflicto fronterizo que se ha intensificado en los últimos meses.
Hezbolá anunció la muerte del «comandante Mohammed Naameh Nasser» y de un segundo combatiente en un bombardeo israelí.
Como represalia, el grupo lanzó 100 cohetes Katiusha contra dos posiciones israelíes en los Altos del Golán, un territorio sirio anexado por Israel.
Además, reivindicó otro ataque con cohetes Falaq contra una base en el norte de Israel.
Este intercambio de ataques se enmarca en el apoyo de Hezbolá a su aliado palestino Hamás en el conflicto contra Israel en la Franja de Gaza.
Los enfrentamientos en la frontera israelo-libanesa han causado al menos 495 muertos en Líbano en más de ocho meses, incluyendo 95 civiles. Del lado israelí, han fallecido 15 soldados y 11 civiles.
La escalada de violencia ha provocado el desplazamiento de decenas de miles de habitantes en ambos lados de la frontera.
La situación sigue siendo tensa, con amenazas de una posible guerra total entre Israel y Hezbolá, lo que podría desestabilizar aún más la región.
La comunidad internacional ha expresado preocupación por la escalada de tensiones entre Hezbolá e Israel, temiendo que el conflicto pueda desencadenar una guerra más amplia en la región.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha advertido sobre la posibilidad real de una escalada del conflicto, describiendo la situación como «preocupante» y reconociendo que una solución militar no es viable para resolver la tensión en la frontera.
Estados Unidos, como importante aliado de Israel, está intentando evitar una escalada y prevenir una guerra abierta en la región.
La administración de Biden se ha mostrado reticente a respaldar ciertas operaciones israelíes y ha hecho una pausa en el envío de armas a Israel, lo que refleja su preocupación por la situación.
La comunidad internacional teme que el conflicto pueda provocar una reacción en cadena en la región, llevando a mayores enfrentamientos con Hezbolá en Líbano o incluso a un enfrentamiento directo entre Irán e Israel.
Esta preocupación ha llevado a esfuerzos diplomáticos para contener la situación y evitar una guerra a gran escala que podría desestabilizar aún más el Medio Oriente.
La ONU está instando a las partes a dar una oportunidad a la diplomacia y aplazar cualquier expansión militar.