El exintérprete de Shohei Ohtani, Ippei Mizuhara, se declaró culpable el martes de fraude fiscal y bancario, confesando que le robó casi 17 millones de dólares al jugador para saldar deudas por apuestas deportivas.
Los delitos de Mizuhara sacudieron al mundo del béisbol y mancharon su reputación como la mano derecha de Ohtani en los estadios de Estados Unidos.
Mizuhara abusó de su posición personal y profesional con Ohtani para extraer millones de las cuentas del pelotero durante años, incluso llegando a suplantarlo ante los banqueros. Tras firmar un acuerdo de culpabilidad detallando las acusaciones, compareció ante un tribunal federal en Santa Ana, California.
Aunque su abogado declinó hacer declaraciones, Mizuhara admitió su culpa en la audiencia, explicando que transfirió dinero de las cuentas bancarias de Ohtani para cubrir sus apuestas.
A pesar de que no hay evidencia de que Ohtani estuviera involucrado o al tanto de las apuestas de Mizuhara, el pelotero colaboró con la investigación.
El fiscal federal Martín Estrada destacó la vulnerabilidad de Ohtani como inmigrante en Estados Unidos y anunció la creación de una Fuerza Conjunta para Víctimas Vulnerables. Mizuhara enfrenta consecuencias que incluyen la deportación a Japón.
Tras la audiencia, Ohtani expresó alivio y agradeció a su equipo, familia y a los Dodgers por su apoyo. Manifestó su deseo de cerrar este capítulo y enfocarse en jugar y ganar partidos. Consideró el reconocimiento total de culpa como un cierre para él y su familia, agradeciendo a las autoridades por completar la investigación rápidamente.
Las apuestas exitosas de Mizuhara superaron los 142 millones de dólares, depositados en su cuenta personal en lugar de la de Ohtani. Sin embargo, sus apuestas perdedoras ascendieron a 183 millones de dólares, generando una pérdida neta de 41 millones. Se informó que las apuestas no estaban relacionadas con el béisbol.
El escándalo protagonizado por Mizuhara ha generado conmoción en el mundo del béisbol y ha dejado a Ohtani como una víctima en esta trama de fraude y robo. A pesar del impacto negativo, el jugador se muestra decidido a dejar atrás este episodio y concentrarse en su carrera deportiva. La justicia seguirá su curso con Mizuhara enfrentando las consecuencias legales por sus acciones indebidas.