La explotación sexual de menores ha vuelto a ser el centro de atención en Colombia tras el caso de Timothy Allan Livingston, un ciudadano estadounidense que fue encontrado en un hotel de lujo en Medellín con dos menores de edad, pero logró salir del país sin enfrentar a la justicia.
Livingston, de 36 años, fue descubierto en el hotel Gotham, en el lujoso sector de El Poblado, con una menor de 12 años y otra de 13. Aunque la policía detuvo al hombre durante 12 horas, quedó en libertad y abandonó Medellín rumbo a Estados Unidos el 29 de marzo. Tras el escándalo, la Procuraduría de Colombia anunció una investigación contra los agentes policiales por presuntas irregularidades en la detención y la posterior liberación del extranjero.
El presidente colombiano, Gustavo Petro, anunció por la red social X que solicitará la extradición de Livingston al gobierno de Estados Unidos. “El gobierno pedirá en extradición al gobierno de los EEUU al pedófilo del hotel de Medellín, y pedirá un informe sobre por qué el pedófilo logró huir y cuál es su nombre”, posteó. Sin embargo, aún no existe una solicitud formal de captura para el ciudadano estadounidense en la fiscalía colombiana.
El alcalde de Medellín, Fedérico Gutiérrez, declaró sobre la situación: “No son bienvenidos todos aquellos que vienen a irrespetar nuestra ciudad. El turismo es una herramienta muy importante de crecimiento económico, pero no puede ser a toda costa y mucho menos a costa de nuestras mujeres y mucho menos a costa de nuestra niñez y nuestra juventud”.
El caso ha provocado indignación en Colombia y ha llevado a las autoridades de Medellín a tomar medidas, como el cierre del hotel y la prohibición de la oferta y demanda de servicios sexuales en el centro de la ciudad.
Según Jazmín Santa Álvarez, docente investigadora de la Pontificia Universidad Bolivariana de Medellín en temas contra la Explotación Sexual Comercial de Niñas, Niños y Adolescentes (Escnna), afirma que la explotación sexual de menores es un problema que se ve exacerbado por la pobreza, la desigualdad y el tráfico de drogas, y que ha sido facilitado por la pandemia del COVID-19 y las redes sociales. Este fenómeno se ha extendido no solo a la ciudad de Medellín sino a todo el país.
Sobre el tema, declaró: “Se le ha dado mucha visibilidad a los casos que suceden en el contexto de viajes y turismo con un mal uso de la palabra turismo sexual, pero venimos viendo también que a partir de pandemia los contextos digitales aumentaron los casos y ha facilitado la conexión donde pululan los pedófilos para después llegar a la pederastia porque estos sujetos hacen el viaje, contactan a los menores de edad y entonces sucede lo que se presentó en este caso reciente en Medellín”.
Santa afirma que la culpa recae en que Medellín «se ha vendido como una ciudad permisiva» en programas de televisión nacional. «(Colombia) es un país en el que el consentimiento para tener relaciones sexuales empieza a los 14 años y eso lo saben los extranjeros. Entonces se suma que es un lugar donde se consigue la droga a buen precio, muy fácil, y que a la par está este contexto de prostitución que facilita que se dé también la explotación de menores”.
La experta asegura que la falta de apoyo de las instituciones, aunado a que los protocolos existen presentes en la ley no son aplicados de manera correcta. «Los servidores encargados de aplicar estos casos los desconocen o no están capacitados para atenderlos, por eso se presentan hechos», afirmó.