El pasado 9 de diciembre, un empleado de McDonald’s en Altoona, Pensilvania, llamó al 911 al reconocer a Luigi Mangione, el presunto asesino de Brian Thompson.
Esta acción podría llevar al trabajador a recibir una recompensa que suma hasta $60,000 ofrecida por el FBI y el programa «Crime Stoppers» por información que condujera a la captura del sospechoso.
La recompensa se compone de $50,000 del FBI y $10,000 del programa «Crime Stoppers», aunque su entrega podría verse afectada por impuestos y la importancia de la información proporcionada.
Para acceder a la recompensa, el informante debe ser nominado por una agencia federal y esperar la decisión de una junta. Sin embargo, generalmente se requiere una condena para que se otorgue el monto total, lo que podría retrasar el proceso debido a la complejidad del caso.
Mangione fue arrestado en un McDonald’s después de que el empleado lo identificara gracias a las imágenes difundidas por las autoridades. Durante cinco días, la policía recibió más de 400 llamadas sobre el caso, pero solo 30 fueron útiles para la investigación.
El sospechoso permanece detenido en una prisión de máxima seguridad en Pensilvania mientras se espera su extradición a Nueva York.
Mientras tanto, algunos seguidores han recaudado miles de dólares en apoyo a Mangione, argumentando su derecho a una defensa legal justa.
Esta situación ha generado un debate sobre el sistema de salud estadounidense y las injusticias corporativas que podrían haber motivado al sospechoso.