En un comunicado conjunto, representantes del gobierno colombiano y del Ejército de Liberación Nacional (ELN) recalcaron que la paz no se alcanza mediante el olvido y la impunidad, enfatizando la importancia de dar voz a las víctimas en el proceso.
Haciendo referencia al acuerdo sobre la participación social, se comprometieron a organizar un encuentro donde las víctimas de diversos tipos de violencia puedan presentar propuestas para enriquecer la ruta hacia la reconciliación.
Pablo Beltrán, líder de la delegación guerrillera, destacó que el primer punto de los seis acordados busca establecer una amplia alianza social y política, encaminándose hacia un acuerdo nacional.
La firma del primer punto de los acuerdos representa un importante avance en la ronda actual de negociaciones, que se retomó en abril en Venezuela y ha atravesado momentos críticos. A pesar de este progreso, la situación se vio afectada por la pausa en las conversaciones en mayo del 2023, cuando el ELN acusó a Bogotá de apoyar un grupo disidente en el departamento de Nariño. Tras un receso, las partes reanudaron el diálogo en Caracas, continuando con el compromiso de mantener el cese al fuego bilateral.
Sin embargo, surgieron desafíos con la decisión del ELN de retomar los secuestros el 6 de mayo, argumentando incumplimientos por parte del gobierno de Gustavo Petro en relación a donaciones internacionales. A pesar de los obstáculos, las negociaciones persisten, con sedes rotativas en Caracas, Ciudad de México y La Habana, manteniendo viva la esperanza de un acuerdo definitivo para poner fin a décadas de conflicto armado en Colombia.
El gobierno de Petro mantiene su apuesta por una solución negociada para poner fin a años de conflicto armado, construyendo sobre el hito del acuerdo de paz de 2016 con las FARC. A pesar de las dificultades como los episodios de paros armados y eventos de violencia, las partes continúan trabajando en la búsqueda de una paz sostenible que responda a las necesidades de todas las partes involucradas.