En una jornada marcada por la presión y la incertidumbre, el FC Barcelona se impuso por la mínima al Leganés en un partido que se convirtió en un verdadero desafío para los hombres de Hansi Flick. A pesar de la victoria, el equipo catalán dejó entrever debilidades que podrían complicar su camino en la temporada. El Leganés, en puestos de descenso, mostró una valentía inesperada y estuvo a punto de dar la campanada.
Barça suma tres puntos clave con sufrimiento
Desde el inicio del encuentro, el Barcelona se presentó con una alineación titular que reflejaba la importancia del duelo. Hansi Flick, consciente de los frentes abiertos en la competición, alineó a sus mejores hombres, sin apenas realizar rotaciones. Sin embargo, lo que comenzó como un arranque decidido por parte de los azulgrana se transformó rápidamente en un ejercicio espeso y sin claridad.
El Leganés, consciente de su situación en la tabla, se propuso defender con uñas y dientes. “No lo digo yo, es que ya lo hemos hecho”, resonaba en el vestuario local antes del pitido inicial, recordando su reciente triunfo sobre el Barcelona en Montjuïc. Este recuerdo fue combustible para los madrileños, que sabían que tendrían que jugar con cautela para evitar errores fatales.
A medida que avanzaba el primer tiempo, el Leganés comenzó a crecer en confianza. La primera gran oportunidad llegó a pies de Altimira, quien casi sorprende a Szczesny tras una carrera con Iñigo Martínez. La intervención del portero polaco fue clave para mantener el arco a cero. El Barcelona, aunque dominaba la posesión, no lograba traducirla en ocasiones claras; un remate desviado de Koundé fue su mejor argumento ofensivo.
En el descanso, Flick decidió realizar cambios y sacó a Frenkie de Jong, buscando revitalizar a un equipo que había perdido el rumbo. La fortuna sonrió al Barcelona cuando un centro de Raphinha fue desviado por Jorge Sáenz hacia su propia portería, otorgando la ventaja a los visitantes. Sin embargo, este gol no pareció calmar las aguas. El Leganés no se amilanó tras el tanto y continuó presionando. Raba tuvo una oportunidad clara que fue invalidada por fuera de juego, y el equipo local empezó a acercarse peligrosamente a la meta de Szczesny. Las acciones de mano dentro del área del Barcelona generaron controversia, pero los árbitros se mantuvieron firmes en su decisión.
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A medida que el partido se acercaba a su fin, el Barcelona no lograba encontrar el gol de la tranquilidad. Los cambios realizados por Flick no alteraron significativamente el desarrollo del encuentro. Ferran Torres mostró más energía en la presión, pero el equipo seguía descoordinado y vulnerable en defensa. Diego García estuvo a punto de marcar para el Leganés, pero le faltaron centímetros para concretar.
El encuentro se tornó tenso y lleno de nerviosismo. En los últimos minutos, Munir encaró la portería con ventaja, pero Iñigo Martínez realizó una intervención casi heroica para evitar lo que podría haber sido el empate. La acción fue celebrada por el central como si hubiera anotado un gol, simbolizando la lucha y el esfuerzo defensivo del Barcelona.

El abrazo conjunto del banquillo catalán al final del partido reflejó la mezcla de alivio y preocupación que sentían tras una victoria que no convenció. Mientras el Barcelona sigue liderando la tabla, los desafíos se multiplican y las dudas emergen. El Leganés, por su parte, demostró que puede competir contra los grandes y dejó claro que en esta temporada no hay lugar para la complacencia. La lucha por el título continúa y cada partido puede ser decisivo en este emocionante campeonato.